8 nov 2015

Comportamiento entre lo real y lo ideal

Comportamiento entre lo real y lo ideal............

 

Desde el momento en que nacemos, vivimos inmersos en un mundo social conformado por reglas, normas y conductas establecidas para el buen funcionamiento de la sociedad, para poder seguir dichas reglas y normas, es necesario la formación de valores y principios en las personas desde la infancia; estoy convencido de que al inculcar buenos valores en los ciudadanos, nuestras ciudades serían más armoniosas y la vida más placentera.
Entorno al aspecto ético, el escritor francés existencialista Albert Camus manifestó alguna vez: “Un hombre sin ética es una bestia salvaje soltada a este mundo”; cuán importantes son los valores -y más hoy en día- gracias a ellos la vida comunitaria ha sido posible desde la antigüedad, su importancia nunca pasa de moda, sin importar las condiciones o circunstancias, una persona con buenos valores es bien recibida. No obstante pareciera que los valores, que han sido indispensables a lo largo de la historia, se han comenzado a perder conforme avanza nuestro tiempo, hoy en día muchos medios de comunicación fomentan la pérdida de ciertos valores, tachando de anticuados o pasados de moda a quienes tratan de llevar un modo de vida respetable. Pero la realidad es que tener valores no es cuestión de tendencias, es más bien una necesidad.
Diversos son los valores que nuestra sociedad debería fomentar, entre ellos creo que los más importantes son la lealtad, el trabajo duro, el amor a la naturaleza y el servicio; si pusiéramos en práctica estos cuatro valores seriamos mejores ciudadanos, vecinos, pobladores y habitantes de una sociedad.

En las ciencias sociales tanto lo real puro como lo ideal puro no existen; así los objetos implicados en el análisis de la forma urbana son siempre ambiguos teniendo dos dimensiones posibles: lo ideal y lo real. Estos objetos pueden ser visibles y fijos, el espacio, los hechos particulares y regionales como más materiales, oponiéndolos a los más ideales objetos invisibles y móviles, tiempo y a los hechos generales y globales. Todas estas redes que participan en la forma urbana tienen una doble dimensión “real-ideal”, cuya articulación puede ser representada en el esquema siguiente, mostrando, por un lado, que la realidad de la red influye sobre la percepción y refleja el poder, y por otro, las ideas influyen en el comportamiento de los habitantes:
Entonces, la ciudad real influye sobre la percepción del ciudadano, reflejando el poder de cada época.
 

El primer grado de acercamiento al análisis de la ciudad es físico-espacial y morfológico, por lo tanto específico de la arquitectura, y es lo que permite comprobar la diferencia entre este y aquel espacio, entre esta y otra forma, y definir las características de cada sector de la ciudad. Los modelos ideales que se proponen sin relación a la forma urbana real y preexistente, traen como consecuencia soluciones aisladas o extrañas al tejido urbano, que alteran la forma y los significados construidos a lo largo de la historia.
La ciudad día a día se construye –a veces siguiendo un modelo urbano ideal–, pero toda construcción lleva aparejada una destrucción. En la realidad, una ciudad que se construye es a la vez una ciudad que se destruye.
La cultura posmoderna se refleja en la ciudad actual y en sus bienes culturales. En filosofía esta tendencia arquitectónica es análoga al existencialismo pues en dicha corriente el pensamiento y la teoría conllevaba una “moda” que se manifestaba en la vestimenta, hábitos y actitudes. En la posmodernidad urbana se encuentran asimismo ambas vertientes: una producción teórica y una moda que rápidamente se difunde por el mundo favorecidas por los medios de comunicación masivos.
 
  

Juicio Moral

Juicio Moral

Se llama juicio moral a aquel acto mental que afirma o niega el valor moral ante una situación determinada o un comportamiento del que somos testigos, es decir, el juicio moral que se da como resultado se pronunciará específicamente sobre la presencia o ausencia de ética en un hecho o actitud. Los juicios morales son posibles gracias al sentido moral que cada ser humano posee. Este sentido moral es el resultado de los esquemas, normas y reglas que hemos ido adquiriendo y aprendiendo a lo largo de nuestra vida.
Un juicio moral es un acto por el cual valoramos una acción concreta sobre la base de un principio moral, asumido con o sin reflexión previa. Obviamente, esta definición nos lleva a la noción de principio moral, la cual también ha de ser elucidada, antes de seguir adelante. De no hacerlo caeremos en un círculo vicioso. Bien, la definición de principio moral es esta: un principio moral es una norma que rige la conducta humana, en función de un fin que puede ser la felicidad, el bienestar, la salvación, etc. Aclaradas, brevemente, las nociones de juicio moral y de principio moral, pasaremos a continuación a profundizar más en la noción de juicio moral.
Juicio moral 
Uno de los deportes preferidos de los seres humanos es juzgar a sus vecinos, familiares y allegados. Juzgamos que la ropa de Fulanita es hortera, que Menganito es más guarro que las moscas y que la conducta que tuvo Fulanito de Tal en el bar era improcedente. Nos pasamos la vida haciendo todo tipo de juicios. Uno de los tipos de juicios que hacemos son los morales, para los cuales nos basamos en nuestros principios morales. Estos suelen ser verdaderos para la persona que los profesa y absurdos para aquellos que profesan principios morales distintos. Se trata de una serie de normas que sirven para decidir si lo que hacen los demás es bueno o malo, deseable o indeseable, de cara al fin que nuestro código moral particular propugna, sea este la salvación en la otra vida o la felicidad en esta.

El juicio moral es el acto mental que afirma o niega el valor moral frente a una situación o comportamiento. Por medio del juicio moral se pretende la búsqueda de la verdad.
El juicio moral se pronuncia sobre la presencia (o ausencia) de un valor ético, en una situación o comportamiento concreto.
El desarrollo del juicio moral supone un apoyo educativo explícito, en mi opinión personal de acuerdo a todo el entorno al que hallamos sido expuestos desde nuestro nacimiento hará una base en nuestro juicio moral nosotros decidimos las actitudes a tomar de acuerdo a lo que nosotros pensamos lo que es bueno y lo que es malo, a hacer un analisis detallado de nuestro entorno y ciertas circunstancias y eso nos conlleva a adoptar tres tipos de actitudes: Rechazo, indiferencia y aceptación.
Bueno una vez que nosotros hemos adoptado una actitud, nuestra conciencia se pronuncia sobre la base de esos actos y tenemos consigo tres consecuencia a nuestros actos: Un sentimiento de culpa, un remordimiento, un arrepentimiento. Esto puede llevar a un castigo, un auto castigo, o a una acción interna como medio de remediar el hecho.

Conciencia Moral

Conciencia Moral


La conciencia de estas consecuencias es la base del aspecto interno de la moral, en ella está el origen de la valoración de nuestros actos, nuestros hábitos o nuestro modo de vida. Pero la conciencia moral es también conciencia de la libertad, conciencia de que no todas las posibilidades de elección son igualmente valiosas. Por eso es especialmente importante plantearnos qué es y como funciona. La misma palabra que usamos para referirnos a ella ya nos da una pista: estar consciente significa darse cuenta de lo que ocurre alrededor. La conciencia es una forma de conocimiento o de percepción. La conciencia moral es con lo que nos damos cuenta de lo que vale, de lo que merece la pena para la vida, de lo que es bueno -o bien, de lo que no merece la pena, de lo malo, de lo que hay que evitar.


conciencia Todo lo que hemos dicho hasta aquí, la capacidad del ser humano para comportarse moralmente, llevando a cabo actos elegidos de forma libre, reflexionados racionalmente, asumiendo la responsabilidad de sus consecuencias, etc. es gracias a que el ser humano posee lo que se conoce como conciencia moral, una capacidad exclusivamente humana que nos hace capaces de distinguir entre lo correcto y lo incorrecto, lo bueno y lo malo, etc. Nuestra conciencia moral es capaz de juzgar nuestros propios actos, nos permite saber íntimamente, si actuamos bien o no, produciendo sentimientos de satisfacción o remordimientos y es la que nos hace sentirnos responsables de las consecuencias de nuestras acciones.

      Parece claro para ciencias como la Psicología que la conciencia moral existe, ya sólo por el hecho de experimentar remordimientos o satisfacción después de realizar ciertas acciones no es posible dudar de esta capacidad humana. Ahora bien, en lo que no hay acuerdo es en su origen:

  • Para unos pensadores, llamados naturalistas, la conciencia moral forma parte de la propia naturaleza racional humana, la cual es capaz de reflexionar sobre sus propios actos, valorarlos y darse a sí misma normas de conducta. Desde este punto de vista, nacemos ya con ciertas inclinaciones hacia lo bueno o lo malo, etc.
  • Para otros, los llamados convencionalistas, la conciencia moral se van formando poco a poco a lo largo de la vida como resultado de la influencia de la factores sociales como la familia y la educación o los amigos, políticos, económicos, los medios de comunicación, etc.
    Desde esta postura, pues, no nacemos buenos o malos "por naturaleza", sino que lo vamos aprendiendo y haciéndolo parte de nuestra personalidad, poco a poco. Este desarrollo moral, sería común a todos los seres humanos, independientemente de la sociedad o de la época en que han nacido, es, ante todo, una cualidad específicamente humana, como lo es la racionalidad o la capacidad de elegir libremente, cualidades que nos diferencian del resto de animales.

Deber Moral

Deber Moral

Los deberes u obligaciones, lo que se tiene que hacer por estar compelido a ello, en forma interna o externa puede fundarse en varias fuentes: familiares, religiosas, jurídicas, costumbres, laborales, etcétera. Entre estos deberes, los morales pueden definirse como aquello que nos es imperativo hacer por demanda de nuestra propia conciencia, que en caso de no cumplirlo, nos sanciona con el remordimiento.

El deber moral es un constructo social que pasa a cada individuo de generación en generación. De pequeños aprendemos que ante determinadas circunstancias tenemos la obligación de decidir determinado curso de acción, de modo tal que si no lo hacemos nos pesará en la conciencia. Esta carga moral de la conciencia ha sido adquirida durante el proceso de inculturación por el que todos pasamos en tanto que seres sociales. La mayoría de los códigos morales tradicionales, conllevan un castigo para aquellos agentes que no cumplen con su deber moral. Por ejemplo, según la moral cristiana, no cumplir nuestro deber como cristianos conlleva pecar lo cual está penado con el castigo. Este, el castigo, puede llegar a ser eterno.

En otros casos, el incumplimiento del deber moral puede llevar a un castigo real. Es decir, la persona que no cumple con su deber moral puede recibir un castigo que puede o no estar institucionalizado. Así, en algunos grupos el no cumplir con el deber moral puede ser causa de expulsión del grupo o conllevar una condena al ostracismo para la persona incumplidora, según el caso en cuestión.

En Filosofía el deber moral ha sido motivo de largos debates. Para Stuart Mill que responde a la concepción utilitarista, se debe hacer lo que conduzca a un resultado útil sin importar los motivos que llevaron a hacerlo. Ejemplo, se debe salvar la vida de alguien, sin importar si se lo hace por amor, caridad o por una recompensa. Kant sin embargo dice que lo que se hacer es cumplir con la ley moral, que nos dice que nuestro deber es hacer lo que es bueno en cualquier tiempo y en cualquier lugar, algo que es deseable que todos hagan.
Muchas veces los deberes morales coinciden con los religiosos y los jurídicos: por ejemplo no matar es un deber moral, pues si lo hago me condena mi conciencia; pero a la vez es un mandamiento divino, que si no lo cumplo me conduce al infierno según la tradición  judeo-cristiana, y es también un deber jurídico, pues si mato voy a la cárcel, tal como lo contempla la ley penal. Hay otros deberes que son morales pero no están contemplados por las normas jurídicas para castigarlos, como dar limosna a un necesitado.

El deber moral está profundamente emparentado con la ética, que estudia las acciones clasificándolas en buenas o malas. Lo que se debe hacer es lo bueno, pero lo que no es tan fácil de descubrir en algunos casos es qué es aquello que llamamos “bueno”. Esto dependerá de nuestra propia concepción del mundo y de la influencia que en la formación de nuestras percepciones valorativas hayan tenido la familia, la religión, los padres o los grupos de amigos.

 
La Conducta Obligatoria 

La conducta obligatoria es aquella que nos indica lo que tenemos que hacer.

A la hora de hablar de conducta y del ser humano es muy frecuente que dentro de lo que es la inteligencia emocional se establezcan tres diferentes tipos del término que nos ocupa. Así, por ejemplo, en primer lugar se habla de lo que se da en llamar conducta agresiva que es la que tienen aquellas personas que se caracterizan por tratar de satisfacer sus necesidades, que disfrutan del sentimiento de poder, que les gusta tener la razón, que tienen la capacidad de humillar a los demás y que suelen ser enérgicas.

La conducta moral es una conducta obligatoria conforme al deber, es decir, el individuo se haya obligado a comportarse de acuerdo a una regla o norma de accion y a evitar los actos prohibidos por ella. La obligatoriedad moral impone deberes al sujeto. Toda norma establece un deber.
El carácter social de la obligación moral, viene dado por las siguientes razones: en primer lugar, existe obligatoriedad moral para un individuo cuando sus decisiones y sus actos afectan a los demás, o a la sociedad entera; en segundo lugar, lo obligatorio de un acto no es algo que el individuo establece, sino que lo encuentra ya establecido, en una sociedad dada u en tercer lugar, las normas morales, no son modificadas por cada individuo, sino que cambian de una sociedad a otra; por tanto el individuo decide y actúa en el marco de una obligatoriedad dada socialmente.
 
Sally Alejandra González Vargas

Conciencia

                           

   Conciencia 
                       Definición.
Con origen en el vocablo latino conscientĭa (“conocimiento”), la conciencia es el acto psíquico mediante el cual una persona se percibe a sí misma en el mundo. Por otra parte, la conciencia es una propiedad del espíritu humano que permite reconocerse en los atributos esenciales.
En filosofía la conciencia fue asimilada, bien al conocimiento de sí mismo (conciencia reflexiva), bien al conocimiento de la realidad exterior, del mundo de los objetos (conciencia representativa). En Descartes la conciencia se identificará con el yo, con la realidad sustancial del individuo, iniciando una corriente interpretativa que llega hasta la actualidad; dentro de ella, Husserl entiende que la conciencia es necesariamente "conciencia de" algo e, insistiendo en ese ser "conciencia de", subraya su carácter intencional.

                          Beneficios 
La conciencia moral consciente es el conocimiento que tenemos o debemos tener las normas o reglas morales; es la facultad que nos permite darnos cuenta si nuestra conducta moral es o no valiosa. y podemos decir que existen dos posiciones fundamentales que explican la naturaleza de la conciencia:
La innatista; esta posicion innatista afirma que la concienca nace con el individuo, es una capacidad propia de la naturaleza humana. Se afirma por ejemplo que la capacidad de juzgar lo bueno y lo malo de una conducta es un don divino, o , un producto propio de la razon humana, la misma que descubre al sentido del bien y del mal.
La empírica; esta posicion sostiene que la conciencia moral es el resultado de la experiencia, es decir, de las exigencias o mandatos de la familia, la educacion o del medio sociocultural en general, por lo que, las ideas morales son de naturaleza social, y estan denominadas por las condiciones materiales de la existencia.
                            Limitaciones 
Cuando la insatisfacción y el sufrimiento empiezan a afectar a tu funcionamiento en la vida cotidiana, surge del fondo de ti un movimiento expansivo que te pone en contacto con los límites de tu conciencia actual. Sientes que algo no va bien, pero no sabes cómo ir más allá. De ahí puede surgir la determinación para traspasar esos límites que te mantienen atrapado en el sufrimiento.

                             Clases de Conciencia


Conciencia individual: esta alude a la conciencia del individuo y de la forma en que el entorno puede perjudicarlo o favorecerlo en las distintas circunstancias de la vida. Por medio de esta, la persona establece qué es lo bueno y lo malo para sí. El poner en marcha esta distinción se la conoce bajo el nombre de instinto de supervivencia. Además, por medio de esta el individuo cae en la cuenta de que debe usar su libre albedrío y capacidades para crear y también dirigir su propio plan de vida.

Conciencia social: esta apunta a  la conciencia de cuál es el estado del resto de la comunidad y de cómo el entorno puede favorecerla o perjudicarla. Por medio de la conciencia social se establece aquello que es malo o bueno para la comunidad como un todo y cuando esta distinción se pone en marcha se la conoce bajo el nombre de instinto de protección.

Conciencia emocional: a partir de los datos emocionales, esta conciencia dictamina qué es bueno y qué malo así como también de cómo la forma en que el individuo y su comunidad actúen afectará el estado emocional de la comunidad en sí. Al la realización acertada de dicha distinción se la conoce bajo el nombre de inteligencia emocional.

Conciencia temporal: por medio de esta el individuo toma conciencia sobre el ambiente que lo rodea y de cómo lo afecta tanto a él como al resto a lo largo de la línea del tiempo. Por medio de esta se distingue aquello que es malo o bueno para la comunidad como un todo con respecto a su futuro. Cuando esta distinción se ejerce correctamente se la conoce como inteligencia racional.
 
 



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