8 nov 2015

Deber Moral

Deber Moral

Los deberes u obligaciones, lo que se tiene que hacer por estar compelido a ello, en forma interna o externa puede fundarse en varias fuentes: familiares, religiosas, jurídicas, costumbres, laborales, etcétera. Entre estos deberes, los morales pueden definirse como aquello que nos es imperativo hacer por demanda de nuestra propia conciencia, que en caso de no cumplirlo, nos sanciona con el remordimiento.

El deber moral es un constructo social que pasa a cada individuo de generación en generación. De pequeños aprendemos que ante determinadas circunstancias tenemos la obligación de decidir determinado curso de acción, de modo tal que si no lo hacemos nos pesará en la conciencia. Esta carga moral de la conciencia ha sido adquirida durante el proceso de inculturación por el que todos pasamos en tanto que seres sociales. La mayoría de los códigos morales tradicionales, conllevan un castigo para aquellos agentes que no cumplen con su deber moral. Por ejemplo, según la moral cristiana, no cumplir nuestro deber como cristianos conlleva pecar lo cual está penado con el castigo. Este, el castigo, puede llegar a ser eterno.

En otros casos, el incumplimiento del deber moral puede llevar a un castigo real. Es decir, la persona que no cumple con su deber moral puede recibir un castigo que puede o no estar institucionalizado. Así, en algunos grupos el no cumplir con el deber moral puede ser causa de expulsión del grupo o conllevar una condena al ostracismo para la persona incumplidora, según el caso en cuestión.

En Filosofía el deber moral ha sido motivo de largos debates. Para Stuart Mill que responde a la concepción utilitarista, se debe hacer lo que conduzca a un resultado útil sin importar los motivos que llevaron a hacerlo. Ejemplo, se debe salvar la vida de alguien, sin importar si se lo hace por amor, caridad o por una recompensa. Kant sin embargo dice que lo que se hacer es cumplir con la ley moral, que nos dice que nuestro deber es hacer lo que es bueno en cualquier tiempo y en cualquier lugar, algo que es deseable que todos hagan.
Muchas veces los deberes morales coinciden con los religiosos y los jurídicos: por ejemplo no matar es un deber moral, pues si lo hago me condena mi conciencia; pero a la vez es un mandamiento divino, que si no lo cumplo me conduce al infierno según la tradición  judeo-cristiana, y es también un deber jurídico, pues si mato voy a la cárcel, tal como lo contempla la ley penal. Hay otros deberes que son morales pero no están contemplados por las normas jurídicas para castigarlos, como dar limosna a un necesitado.

El deber moral está profundamente emparentado con la ética, que estudia las acciones clasificándolas en buenas o malas. Lo que se debe hacer es lo bueno, pero lo que no es tan fácil de descubrir en algunos casos es qué es aquello que llamamos “bueno”. Esto dependerá de nuestra propia concepción del mundo y de la influencia que en la formación de nuestras percepciones valorativas hayan tenido la familia, la religión, los padres o los grupos de amigos.

 

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