Comportamiento entre lo real y lo ideal............
Desde el momento en que nacemos, vivimos inmersos en un mundo social
conformado por reglas, normas y conductas establecidas para el buen
funcionamiento de la sociedad, para poder seguir dichas reglas y normas,
es necesario la formación de valores y principios en las personas desde
la infancia; estoy convencido de que al inculcar buenos valores en los
ciudadanos, nuestras ciudades serían más armoniosas y la vida más
placentera.
Entorno al aspecto ético, el escritor francés existencialista Albert Camus manifestó alguna vez: “Un hombre sin ética es una bestia salvaje soltada a este mundo”; cuán importantes son los valores -y más hoy en día- gracias a ellos la vida comunitaria ha sido posible desde la antigüedad, su importancia nunca pasa de moda, sin importar las condiciones o circunstancias, una persona con buenos valores es bien recibida. No obstante pareciera que los valores, que han sido indispensables a lo largo de la historia, se han comenzado a perder conforme avanza nuestro tiempo, hoy en día muchos medios de comunicación fomentan la pérdida de ciertos valores, tachando de anticuados o pasados de moda a quienes tratan de llevar un modo de vida respetable. Pero la realidad es que tener valores no es cuestión de tendencias, es más bien una necesidad.
Diversos son los valores que nuestra sociedad debería fomentar, entre ellos creo que los más importantes son la lealtad, el trabajo duro, el amor a la naturaleza y el servicio; si pusiéramos en práctica estos cuatro valores seriamos mejores ciudadanos, vecinos, pobladores y habitantes de una sociedad.
Entorno al aspecto ético, el escritor francés existencialista Albert Camus manifestó alguna vez: “Un hombre sin ética es una bestia salvaje soltada a este mundo”; cuán importantes son los valores -y más hoy en día- gracias a ellos la vida comunitaria ha sido posible desde la antigüedad, su importancia nunca pasa de moda, sin importar las condiciones o circunstancias, una persona con buenos valores es bien recibida. No obstante pareciera que los valores, que han sido indispensables a lo largo de la historia, se han comenzado a perder conforme avanza nuestro tiempo, hoy en día muchos medios de comunicación fomentan la pérdida de ciertos valores, tachando de anticuados o pasados de moda a quienes tratan de llevar un modo de vida respetable. Pero la realidad es que tener valores no es cuestión de tendencias, es más bien una necesidad.
Diversos son los valores que nuestra sociedad debería fomentar, entre ellos creo que los más importantes son la lealtad, el trabajo duro, el amor a la naturaleza y el servicio; si pusiéramos en práctica estos cuatro valores seriamos mejores ciudadanos, vecinos, pobladores y habitantes de una sociedad.
En las ciencias sociales tanto lo real puro como lo ideal
puro no existen; así los objetos implicados en
el análisis de la forma urbana son siempre ambiguos
teniendo dos dimensiones posibles: lo ideal y lo real.
Estos objetos pueden ser visibles y fijos, el espacio,
los hechos particulares y regionales como más materiales,
oponiéndolos a los más ideales objetos invisibles
y móviles, tiempo y a los hechos generales y globales.
Todas estas redes que participan en la forma urbana tienen
una doble dimensión “real-ideal”, cuya
articulación puede ser representada en el esquema
siguiente, mostrando, por un lado, que la realidad de
la red influye sobre la percepción y refleja el
poder, y por otro, las ideas influyen en el comportamiento
de los habitantes:
Entonces, la ciudad real influye sobre la percepción
del ciudadano, reflejando el poder de cada época.
El primer grado de acercamiento al análisis de
la ciudad es físico-espacial y morfológico,
por lo tanto específico de la arquitectura, y es
lo que permite comprobar la diferencia entre este y aquel
espacio, entre esta y otra forma, y definir las características
de cada sector de la ciudad. Los modelos ideales que se
proponen sin relación a la forma urbana real y
preexistente, traen como consecuencia soluciones aisladas
o extrañas al tejido urbano, que alteran la forma
y los significados construidos a lo largo de la historia.
La ciudad día a día se construye –a
veces siguiendo un modelo urbano ideal–, pero toda
construcción lleva aparejada una destrucción.
En la realidad, una ciudad que se construye es a la vez
una ciudad que se destruye.
La cultura posmoderna se refleja en la ciudad actual y
en sus bienes culturales. En filosofía esta tendencia
arquitectónica es análoga al existencialismo
pues en dicha corriente el pensamiento y la teoría
conllevaba una “moda” que se manifestaba en
la vestimenta, hábitos y actitudes. En la posmodernidad
urbana se encuentran asimismo ambas vertientes: una producción
teórica y una moda que rápidamente se difunde
por el mundo favorecidas por los medios de comunicación
masivos.
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